Despiertan sombríos los campos
como mañana que tarde fuera
y ayudan en ello los pájaros
que en su dolido silencio esperan
que madure otra vez el grano
junto a la fuente de agua vieja
donde antes bebían los asnos
para descansar de sus faenas.
La hija tiene un llanto amargo,
clavada en el corazón su pena.
La madre le agarra la mano
para animarla y luego la besa.
-Volverán las aves a sus cantos
y a los campos la primavera,
retornará el agua a los caños
y vendrá con frescura nueva.
Y el amor tuyo que se ha acabado
no vuelve, pero se renueva
en otro amanecer, otros brazos,
y así tú, mortal, te harás eterna.
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