Despiertan sombríos los campos
como mañana que tarde fuera
y ayudan en ello los pájaros
que en su dolido silencio esperan
que madure otra vez el grano
junto a la fuente de agua vieja
donde antes bebían los asnos
para descansar de sus faenas.
La hija tiene un llanto amargo,
clavada en el corazón su pena.
La madre le agarra la mano
para animarla y luego la besa.
-Volverán las aves a sus cantos
y a los campos la primavera,
retornará el agua a los caños
y vendrá con frescura nueva.
Y el amor tuyo que se ha acabado
no vuelve, pero se renueva
en otro amanecer, otros brazos,
y así tú, mortal, te harás eterna.
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8 comentarios:
Qué palabras tan bonitas nos regalas a todos los que te leemos, azucarado poeta.
''Y el amor tuyo que se ha acabado
no vuelve, pero se renueva
en otro amanecer, otros brazos,
y así tú, mortal, te harás eterna.''-Me ha encantado.
Apenas me quedan palabras que dejarte escritas, me sabe mal pero te diré que, como costumbre, tus palabras roban sonrisas.
Besos muy grandes Sabagg.
A Pablo no le gusta la idea de separarse de mamá.
A mi no me gusta la idea de no haber tenido tiempo de leer una entrada tan fugaz. ¿Dónde se habrá escondido? Quizás no quiera dejarse ver. Yo seguiré esperando a que algun día aparezca pues no me gustaría perdermela.
Besos Sabagg.
Es precioso!
Mua!
Confiemos en las palabras de una madre...
Que estaba yo pensado...¿azúcar y ceniza por qué?
Disculpa mi indiscreción ^^
Un saludo!
Tienes algo para ti en mi blog ^.^!
Estoy de acuerdo con las palabras de esa madre, "El amor nos hace mortales".. Al menos es lo que yo he podido concluir.. :)
Muá
El agua y la vida son casi la misma cosa: ambas pueden correr o estancarse, pueden envenenarse o hacerse transparentes, pueden tornarse calmas o volverse impetuosas...
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