Traía la tarde un rumor de arenas
que alcanzaban perezosas las olas
y fabricaba el viento las cabriolas
de las gaviotas que graznan mis penas.
-¿Por qué te las tragas y te envenenas?
-Llora como un valiente, llora a solas.
-¿No oyes el grito de las caracolas?
-Golpéate el pecho y verás que suenas.
Alzó el mar su voz sobre las gaviotas:
-Recuerda que eras un crío pequeño
cuando yo era una piscina muy grande.
Sonrió en mí el niño, lágrimas rotas:
"Duele jugar a cambiar tras un sueño,
mudar la piel de un amor que se expande."
__________________________
La lista de deseos
Hace 2 semanas