Donde se duerme la imagen, se levanta el deseo, así tan enhiesto, tan decidido y potente que no escatima en besos, pintando el cuerpo apenas la boca, como una brocha de colores, viendo uno, queriendo ser visto el otro, traspasando el espacio voces de respiro, jadeos ahogados en sus ecos, tocando el cielo del último aire...
Recorre la yema del dedo la clara finura de las piernas, erizando el vello como mesa la brisilla los trigales ya amarillos, que se anaranjan del calor, como las piedras preciosas que nos dejó la geología, al inicio de los tiempos. El brillo meloso, la mágica luz, las formas suavizadas, insinuantes, la elegancia del ámbar, para la piedras, es insultante. ¡Quién no la desea!
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Recorre la yema del dedo la clara finura de las piernas, erizando el vello como mesa la brisilla los trigales ya amarillos, que se anaranjan del calor, como las piedras preciosas que nos dejó la geología, al inicio de los tiempos. El brillo meloso, la mágica luz, las formas suavizadas, insinuantes, la elegancia del ámbar, para la piedras, es insultante. ¡Quién no la desea!
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6 comentarios:
ponle música, poeta
y susúrralo al oído de quien te roba los ojos
Impresionante!! Las piedras te estarán agradecidas, te lo dice un geólogo ;)
Un abrazo enorme
Gracias por endulzar otra noche en vela ^^
Casi se puede oler el ámbar transparente ... felicidades por este lugar!
¿Cómo estás, encanto?
¡Te mando miles de millones de besitos!
Eres más apañao que un jarrico de lata, como diría antonio :)
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