Enviudo cada lunes que te vas
y se me viste el mar de negro,
mi saliva me sabe a sal
y me prescribo venenos:
un transeúnte al que envidiar,
unas fotos para echarte de menos,
un cometa para volar,
un reloj que escribe versos.
Enviudo cada lunes que te vas
pero si me estampas los besos de los viernes
trago tu dosis impaciente,
tu antídoto dulce para mi soledad.
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