Me pregunto dónde estás ahora mismo.
Mis ojos me dicen que no estás,
pero siempre me queda un hilo de duda,
una puerta abierta a la posibilidad
de que andes en algún lugar ignorándolo todo,
quizá como una fuente de energía
esperando su momento perfecto para brotar,
para explotar y conquistar
mundos de otros -también el mío-
con sólo mirar a los ojos y luego pestañear.
Mis ojos me dicen que no estás,
pero siempre me queda un hilo de duda,
una puerta abierta a la posibilidad
de que andes en algún lugar ignorándolo todo,
quizá como una fuente de energía
esperando su momento perfecto para brotar,
para explotar y conquistar
mundos de otros -también el mío-
con sólo mirar a los ojos y luego pestañear.
Una sonrisa tuya asolará los peores días
y habitarás con tu frágil ingenuidad
baldosas azules que te conocerán a gatas.
Para ti volverá mi niño interior
a jugar contigo, a cantar, a ser payaso
con el único e impagable sueldo de tu risa.
Andalucía, generosa, te va a hospedar
si al final vienes -un día seguro que vendrás-.
Conocerás el otoño en tus propios ojos:
el verde que en el espejo descubrirás
cuando entiendas que la luz lo crea todo
-y todo lo hace mortal-.
Cuando empieces a garabatear
la casa, los abuelos, un manzano de frutos rojos,
el sol regalándose al mar de olivos, el río
y tú de la mano de papá y mamá,
te llevaremos a aprender los colores
en el cielo de las tardes de Málaga
para que te enseñen a pintar
y a sentir,
y volaremos cometas juntos.
Anticipadamente perdona por querer mostrarte tanto,
disculpa las veces que me voy a equivocar.
Fíjate qué tonto, que voy hablando solo
sin saber siquiera si estás
en algún lugar riéndote y riéndote
en el limbo del amor
esperando tu turno mientras yo miro al mar
y pienso que te voy a querer tanto
que me vas a hacer inmortal.
:)
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