No compraré ese billete
y no esperaré el viaje
como cuando el calendario
nos acerca a un nuevo país,
una nueva ciudad,
un nuevo paisaje,
un nuevo reencuentro.
No miraré el reloj
para que giren rápido
las manecillas lentas.
No me apuntaré,
como decía mi abuelo
casi a los cien,
que tengo muchas cosas pendientes.
Pero si cruzo el portal
-si me llevan, quiero decir-,
con la misma fuerza que os quiero
cada día que redescubro el sentido de todo
en vuestros transparentes ojos de luz,
en vuestra voz musical,
en vuestro dulce asombro del mundo,
en suma, con toda la energía
que sea o haya o logre reunir
exploraré las ignotas dimensiones,
buscaré los cauces del universo
y vibraré todas las cuerdas
para que una brisa cálida y muda
acaricie vuestras mejillas,
os envuelva en un abrazo lento,
os estampe mi párvulo beso
y os susurre al corazón
palabras fugaces como flores de cerezos:
"disfruta",
"hija",
"adelante",
"te sigo queriendo",
"mi amor".