Es poesía que mi brazo
te improvise una almohada,
que formes con los tuyos un lazo
y apaguemos la luz
rayando la madrugada.
Es poesía que te diga que te quiero
y devuelvas diez tequieros,
que bese hondo tu frente
y, a ciegas, me estrelles besos inclemente,
inexistente ya la luz.
Es poesía que cruces así a los sueños,
guiándome a los míos, de donde vienes,
susurrándome «pucho, pucho, pucho...»,
que es cuanto me quieres,
mientras tu voz se vuelve silencio.
La lista de deseos
Hace 2 semanas