jueves, 2 de enero de 2025

4 Violeta

 Vino con paso decidido,

rajando apenas el año 

y la noche para hacerla día,

no en rendijas, cataratas de luz, 

como quien sabe el lugar al que va, 

los brazos que la aguardan,

y ofrendó la esperanza

como regalo al salir de su templo 

para acudir radiante al encuentro

de mamá, de papá, de su hermana,

de familias que esperaban

con los pasos medio confinados

y las bocas tapadas,

las mismas que, a cada momento,

abre a golpe de ingenio

y de hallazgos y de gracia

-"¿Japón y jamón riman

en asonante o consonante?"-

ella, que descubrió sonrisas en diferido,

sorpresas tras mascarillas,

ella, labios de flor y de arroyo,

piel de amor desenmascarada,

candil inocultable en aquella zozobra.

Frente a mí estrenó sus ojos de lechuza,

redondos e inmensos ojos

que jamás ha cerrado del todo

para exprimir el mundo

que cambia por ella y con ella

con su mirada cuántica,

con su nervio de apasionada aprendiz.

Te busca la palabra exacta, 

te encuentra las cosquillas,

te desarma con tequieros

y te embelesa con la chispa

que arde en cuanto dice y hace.


Esta es Violeta,

quien la conoce lo sabe.



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